Economía circular: se compactaron los primeros 500 vehículos abandonados en el depósito municipal de barrio San Martín
- Se trata de 120 motos y 405 automóviles que por su estado general eran irrecuperables.
- Los hierros recuperados serán utilizados por la industria siderúrgica, insertándose como insumos de la economía circular.
- La medida se da en el marco de la ordenanza 13.001, sancionada en 2020, que habilitó la compactación y disposición final de los vehículos en depósitos de la ciudad.
La Municipalidad de Córdoba avanza en el proceso de eliminación de chatarra y ya compactó los primeros 525 vehículos abandonados en el depósito número 19, en barrio San Martín. Se trata de autos y motos cuyos hierros serán recuperados para la industria siderúrgica, transformándose en nuevos recursos de la economía circular.
Este depósito funciona en el predio de la excervecería Río Segundo, ubicado en calle José María Galán 715 y contiene 2.253 vehículos. Casi una cuarta parte de ellos ya está compactada, liberando espacio en el lugar de cuatro hectáreas de superficie.
Considerando los otros dos depósitos municipales, en total existen 3.546 vehículos abandonados hace años que serán compactados y pasados a disposición final como chatarra.
La iniciativa no representa costo alguno para el municipio capitalino. La empresa encargada de los trabajos cubre todos los gastos y comercializará los materiales reciclables que obtenga en el proceso. A su vez, abonará al Estado municipal el canon establecido oportunamente en subasta electrónica.
La medida se da en el marco de la ordenanza 13.001, sancionada en 2020, que habilitó la compactación y disposición final de los vehículos en depósitos de la ciudad, según ciertos requisitos.
La nómina de los vehículos fueron oportunamente publicados por el Municipio y verificados previamente a su compactación. De esta manera se evitan eventuales medidas judiciales u otras situaciones particulares sobre los mismos.
El proceso de compactación
Antes de ser compactados, a los vehículos se les extraen baterías y los tubos de GNC. Los primeros para ser tratados como residuos peligros, mientras que los segundos son inutilizados con un corte por cuestiones de seguridad.
Realizado este paso, la máquina compactadora utiliza una pluma en forma de garra que toma el vehículo y lo deposita en la caja estanca de carga de 1,73 metros de ancho por 5,25 de largo.
El prensado se realiza a través de bombas hidráulicas que presionan con toneladas de potencia una tapa metálica y una pala. Estas son las encargadas de la forma de cubo de chatarra a la que se reducen los vehículos.
En paralelo se activa un sistema que recolecta líquidos del vehículo como agua, refrigerante y aceites, los cuales se conducen hasta un depósito especial para su tratamiento como residuos peligrosos.
En aproximadamente 10 minutos, el vehículo sale de la caja de carga convertido en un bloque de 0,5 metros cúbicos, que se apilan y luego son trasladados a las acerías encargadas de su fundición.